martes, 28 de julio de 2009

Segunda entrega del libro Autosuicidio para Dummies: 1. Autosuicidio nihilistico:


Si usted es un ser neurótico y ermitaño, alejado de los artificios de la sociedad en decadencia, y que ha optado por autodestruirse porque no soporta la farándula, su vecinos en las filas, las personas que le hablan, las gentes que quieren ayudar esta mierda de planeta, las emisoras juveniles o las comunidades virtuales. Lo primero que debe pensar es que su muerte debe ser lo más undergraund posible, nada de cortarse las venas o tomar pastillas, eso es para mártires de baja calaña, además podría despertar admiración de algún grupo de mujeres postevangelicas anarcoprotestantes, llegando al punto de vender imágenes suyas en las salidas de las iglesias y bautizando una nueva religión que se llame: los testigos de nada. Mejor haga algo un poco más acorde con su idea de la vida. Váyase a la mitad, o quizás más al fondo, del desierto de la Tatacoa, llévese dos libras de salami y una botella de vinagre balsámico. Quédese quietecito bajo el inclemente sol y apenas tenga un asomo de sed, no se contenga y tome vinagre. Esta bebida producirá un rechazo automático que lo llevará a comer salami para quitarse tan desdichado sabor, pero el salami, si bien ayudo en el objetivo del sabor, producirá en usted unas ganas insuperables de beber algo, y como sólo tiene el vinagre, lo tomara sin ningún recado, pero su organismo lo rechazará ipso facto haciendo que usted se meta inmediatamente un pedazo de salami a la boca… y así… hasta que, en dos horas, usted quedara tan seco como un mani y tan salado como el mar… muerto.

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