martes, 20 de septiembre de 2011

Tiempo.




Tiempo. Se detiene el tiempo. Se pierde el tiempo. Se acaba el tiempo.

Suena el despertador y de nuevo se abre el telón diario donde se repite el mismo papel secundario una y otra vez:

Corbata. Tacones. Persignarse. Auto. Rezar. Bus. Trabajo. Desespero ¿Comida probiotica o Grasas saturadas? Gimnasio. Helado de chocolate. Televisión. Tres páginas de un libro. Las pastillas. Amor. Desamor. Soledad. Oscuridad.

Repetir sin sorpresa las palabras dichas diariamente:

Dios. Sol. Te amo. Cuídate. Buenos días. Voy para allá. Adiós.

Palabras que salen de la boca de manera aleatoria como una grabación que rueda triste en un gramófono oxidado… como una grabación que rueda triste en un gramófono oxidado… que rueda triste en un gramófono…

Vivir: Una rutinaria obra de teatro que ya a nadie le interesa ver.

Salir a la calle y no volver. Miedo. Rutina. Caos. Paranoia. Fin.

¿Izquierda o derecha? misma polaridad negativa, vengativa, vegetativa.

¿Y los sueños adolescentes? Frustración. Utopías. Saturación. Hijos. Trabajo. Matrimonio. Excusas. Caos. Monotonía

Días como agujas. Semanas sin oxigeno. Meses enjaulados.

La vida: una cadena perpetua de la Cotidianidad. Y una tarde... Desconexión.

Marionetas de batallas a medias. Canciones sin melodía. Susurros sin voz. Mar sin olas.

Mañana será otro día. Mañana fue ayer. El futuro ya paso. Queda el presente. El ahora. Vivir el ahora.

Saltar. Al vacio pero saltar. Encontrar el suelo abajo.

Sonreír. Tomarlo con calma. Sin desespero.

Caminar. Respirar suave… ressspirarrrr…. Soñar. Ver. Observar, sorprenderse. Aprender. Luchar. Por él. Por ella. Por mi. Por mi. Por mi.

Tiempo. Vamos. Hay que correr. Se acaba el tiempo.