miércoles, 12 de febrero de 2014

Comercial Detergente Uriel. LOS TRONCHOS cap 2.

Los Tronchos - Entrevista de trabajo para pastor





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lunes, 9 de diciembre de 2013

EL PROCURADOR
El procurador es una clara muestra de todas las enfermedades que padecen este país: clientelismo, godarría, corrupción, ambición, homofobia y arribismo. Es la versión moderna del medio evo. Un saltimbanqui del poder, el que se ensucia las manos cubiertas de agua bendita. Más allá de los que los obtusos piensan, el estar en contra del procurador, no es estar a favor de Petro. Petro ya tendrá que pagar sus malas acciones; pero una cosa es vigilar a un alcalde, y otra, obedecer a un favor clientelista y político. El procurador es la unión de todos los miedos posibles, es el gran hacedor de todas los pensamientos retrógrados y recalcitrantes. Es un ser nefasto que tiene el poder de liquidar sin balas. De matar políticamente a sus adversarios. Es como una réplica de Sauron, es un Darth Vader sin el romanticismo de las Star Wars. El procurador envenena el vino que sirven en el cáliz de la iglesia, si eso le representa una escala más en el poder que está bajo su cetro. Puede dar la misa de espaldas mientras escupe fuego. En otros tiempos pudo haber sido el gran inquisidor, el primero en ponerse la capucha blanca del KuKuxKlan, el que labró la esvástica en su abrigo y el mismo que no tendría problema en oprimir el botón rojo de la bomba H. y debajo, el pueblo; como siempre, ignorante de quien mueve realmente los lazos, con su gritos que no salen de su proxémia; con su indignación del día y su apoyo al que mañana también vapulearan hasta el cansancio. Tenemos lo que nos merecemos, porque el procurador es el reflejo de este país que ha vivido bajo el miedo, gobernado por obispos inquisidores cubiertos de un manto de populismo y demagogia. El procurador, tan nefasto como Zuluaga, como Uribe, como Hitler. Estamos cansados del procurador, pero no importa, porque en las próximas elecciones seguro otro como él, será presidente, antes de que él mismo lo sea. El procurador, un gran colombiano que si no llega a presidente, seguro llegará al vaticano.

martes, 1 de octubre de 2013

Si señor juez, yo maté a Justin Bieber

Por: Diego Mateus. @Diegomatteus La idea fue mía desde el principio, mía y de mi amigo imaginario, se llama Iguana y es un ferviente admirador de Iggy, y aunque yo planeé todo, a Iguana le debo el ultimo espaldarazo de apoyo en mi noble empresa: El homicidio de Justin Bieber. ¿Qué por qué?… le parece poco señor juez. Con ese muchachito estábamos perdiendo la ultima esperanza de salvar a la juventud de la hecatombe musical. Con decirle que si no lo hubiera ajusticiado, para este momento estaría grabando un dueto con Silvestre Dangond. Fue por eso, porque es preferible la muerte de uno que el suicidio de toda una generación. ¿Ahora me entiende? Mire, yo no sé si usted sea consciente, pero ha de entender que mi crimen obedece a un deber histórico, y aunque me pueden dar cadena perpetua, cosa poco probable en este país que vela por la libertad de sus homicidas, manifiesto que lo hice bajo la plena conciencia de mis actos. Ha de entender señor juez que la juventud de Colombia en materia de rock, ha sido la juventud más vapuleada y segregada de la faz de la tierra. El rockero en Colombia casi, y sin miedo a estar errado, es como el campesinado de nuestro país, condenado al exterminio. Es que no lo entiende, mire señor juez, mientras en San Francisco se descontrolaban con Iron Butterfly, en Londres pateaban canecas con los Stones, en Argentina se contorsionaban con Sandro, en México volaban con la guitarra de Santana y en España brincaban con Miguel Ríos; nosotros hacíamos el trencito con los Hispanos al ritmo de la danza de la chiva. No! es que así no se puede. Acá en este país ha sido muy berraco ser roquero señor juez. A uno no lo bajan de mariguanero, drogadicto, pendenciero… ja! Como si a los vallenateros no les gustara la pelea y la maracachafa. Y es que claro señor juez, yo entiendo que somos un pueblo tropical, húmedo, sin estaciones; pero entienda que no todos los jóvenes colombianos son fiesteros, ni guapachosos, ni cumbiamberos. Por estas latitudes macondianas también han existido pelados que pensaron primero en la guitarra eléctrica que en la guacharaca. A ellos son los que hay que salvar. ¿Que qué? Que eso es esnobismo… ja! cómo se le ocurre señor juez, si fuera por moda y por creerme del primer mundo no hubiera matado a Justin Bieber y no le hubiera robado el perro a la mona desabrida de la Hilton cuando vino al país. No señor, no se trata de ser esnobista, a mi me importa un pepino si el rock es gringo, italiano o salvadoreño, lo que pasa es que una cosa es cantarle a una chiva y otra es tener simpatía por el demonio. ¿Ahora si estoy siendo claro? Mire, no sé cómo explicárselo… ah, ya sé ¿Usted conoce a un tipo que se llama Manu Chao? si señor, exacto, un europeo que sueña con ser sudaca, ese mismo. Mírelo a él por ejemplo, el hombre parece más un vendedor de minutos que una estrella de rock, y eso que es francés. Él canta en español, en ingles, en portugués, en chino… si ve señor juez, el rock pasa de largo por los idiomas y las modas. Es que el rock no se trata de ser anglosajón ni andar de cuero, se trata de una manera de ver el mundo ¿Ahora sí? Por ejemplo, espíritus roqueros colombianos el poeta Jattin, Mayolo, Débora Arango; incluso los juglares vallenatos que iban de pueblo en pueblo dándose puños con los que se le atravesaban, durmiendo en chinchorros, cantando por comida; eso era puro estilo punk, eso era música del alma. Pero una cosa es ser Leandro Díaz, nuestro Ray Charles, que tenía el desenfreno del rock en su juglaría, y otra muy distinta ser Fanny Lu que tiene la rebeldía de un frutiño. Por eso maté a Justin Bieber, porque ya estamos cansados de la alienación de nuestra juventud. Ya sufrimos bastante con esa música satánica que tanto mal le ha hecho a nuestra cultura. Ya padecimos de las visitas al país de Salserín, Magneto, Menudo, RBD, para que ahora nos tocara aguantarnos a Justin Bieber. ¿Ahora si me hago entender? ¿Por qué en vez de haber traído al país 1235 veces a Julio Iglesias no trajeron una sola vez a David Bowie? ¿Por qué en vez de Menudo no trajeron a los Ramones? ¿Por qué en vez de pensar en Justin Bieber no pensaron en Iggy Pop? incluso en Wendy Sulca, por lo menos ella le canta a la teta y a la cerveza y no este Justin que parece Winnie the Pooh rapeando. Soy culpable, yo fui el autor intelectual y material de tan hermoso evento, por eso estoy aquí para saldar mis actos. Y si he de pagar con cárcel con gusto lo haré. Pero que quede claro que prefiero que mi hijo me recuerde como un mártir del rock que como una oveja del pop. No importa mi condena porque sé que por esta acción, habrá una nueva generación libre que conocerá primero las atmósferas históricas de Joy Division, que las babosadas de One Direction. Y le anticipo señor juez que aún en mi condena tengo todo un ejercito de kamikazes que darán la vida por la libertad de pensamiento en el caso de que lleguen al país Miley Cyrus, Demi Lovato o Selena Gomez. Por eso grito: ¡Por una juventud rebelde, a rockear o morir! Por las enseñanzas de Jim, Jimmy y Janis. Por la memoria de todos nuestros roqueros colombianos muertos en combate: ¡Más vale una vida en el fango pestilente de la pestilencia, que en la limosina nauseabunda de Nicki Minaj! Si señor juez, yo maté a Justin Bieber por recomendación de mi amigo imaginario, pero lo mejor, es que no me arrepiento. Rebeldía y Rock en mi tumba. léela tambien en la revista Mallpocket http://mallpocket.com/web/soloRevista/index.html

sábado, 20 de julio de 2013

Espantolombia

Espantolombia Salud. A celebrar la independencia. La independencia de la dependencia. Porque todo lo volvemos foforro. Porque la vida se nos convirtió en parranda. Fiesta amarilla, el color de la selección y fiel color de las noticias que muestran en rojo un país que siempre está de negro. De luto. Pero eso no importa. Porque para eso somos el mejor país del mundo ¿Qué dirán los noruegos, los ingleses, los finlandeses? Espantolombia. Celebrando la independencia pero de la crítica, porque criticamos todo pero no soportamos que nos hagan una crítica; como ese tal Vallejo, viejo mal parido de estás tierras que se cree mucho porque vive en otro lado y habla mal de nuestra patria. Apátrida irrespetuoso y violento que donde lo veamos lo matamos. Ese que va a ser colombiano, si los colombianos de verdad somos guerreros, somos verracos, somos grandes; si señor, eso somos, grancolombianos que no escatimamos darle bala ni machete al que piense distinto a nosotros. ¿Y es que acaso alguien va a llorar los muertos? Que muertos ni que mierdas, acá el llanto lo pasamos con guaro y vallenato, pero no vallenato de juglaría, sino vallenato de metralleta, botas y camuflado. Vallenato silvestre que embrutece, vallenato hecho para lo héroes, sí, esos que toman whiskey y le dan tres puños a la mujer porque no tiene lista la comida. Sí, ese vallenato que lo pone a llorar a uno, a abrazarse, a disparar al aire después de tres botellas de Old Parr, la bebida nacional ¿ y después? después qué… obvio mijo, sardino, pelao, parce, pues levantar la camioneta a 150 km por hora y cinco muertos por esquina. Para eso se hicieron las buenas familias, los buenos carros y los buenos tragos. Y acelere tranquilo que eso acá no es delito, eso en estas tierras se llama limpieza social, si señor, limpiar tanto pobre de este país miserable. Tómese este trago conmigo y atropelle al que se le atraviese que si lo agarran, ya habrá tiempo para deprimirse, para arrepentirse, para comprar el juez, para entablar la contrademanda. –señor juez amigo de mi papa, yo lo maté pero fue culpa de ese cabrón que se me atravesó, eso si quien lo manda a salir a trabajar en bicicleta cuando los borrachos manejamos. Tiene razón, veredicto: Inocente. Y el país… estrenando uniformes. Espantolombia. El país de la mayor diversidad. Sí, esa que enriquece a las multinacionales porque para el colombiano de a pie esa diversidad solo es un slogan de cuña radial que pasan en la misma emisora que financia la multinacional que se nos lleva los recursos. Pero que importan los recursos, para eso los colombianos somos recursivos, no ve que somos pilos, aguerridos y además tenemos esa bendición que se llama la papaya; papaya para partirla y no repartirla. Papaya para joder al otro. La papaya del mínimo esfuerzo, de aprovecharse del inocente, de buscar la trampa, es que para eso si somos hábiles. Mijo avíspese que en este país sangrante los que toca es matar y comer del muerto. Y el país… de desfile. Espantolombia. El país del paro. El paro de los cafeteros, de los estudiantes, de la equidad. Pare que acá le damos la capucha. Capucha y chusma que no deja avanzar a este país. Menos mal tenemos los dos brazos armados. Bala a esos mercachifles que se la pasan haciendo paro para buscar un poco de igualdad, de dignidad. Esa dignidad que la ensucian de lado y lado, los de derecha que lo que quieren es aniquilarlos y los de izquierda que con su discurso revolucionario lo que hacen es aprovecharse del hambre de unos para quemar el sustento de otros. Tan bonitos ellos, mientras dialogan muy elegantes en la Habana, acá siguen bombardeando la tierra del que tanto defienden. Por eso es que tenemos que enviar a nuestro ejercito, para que mate tanto guerrillero, tanto campesino, tanto joven que camina descuidado. En Soacha, en el cultivo, el la montaña ¿Y si nos pillan? que nos van a pillar no ve que para eso tenemos estos uniformes nuevecitos, es solo ponérselos y verá que nadie se da cuenta. Ni ejercito ni guerrilla, lo que sirven en está tierra es ser paraco o BACRIM ¿ese no es un nuevo grupo de reggaeton? Bueno no importa, lo importante es que pongan orden. Gracias por existir y por la extorsión. Por la desaparición de tanto colombiano desahuciado que solo piensa en trabajar y sobrevivir. Y el país… de foforro. Espantolombia, el país que muestra con orgullo a su capital. La Bogotá posmoderna y colapsada por las busetas premodernas; servicio que lleva 50 años, lo que tienen los Rolling Stones, arrastrando a esta ciudad en el subdesarrollo. Pero dejen y verán que ya tenemos listos los planos del metro, de hecho los tenemos listos desde el 75, así que prometido, el metro está listo para el 3011. Mientras, sigan con tanto carro, con tanta buseta y con tan poca bicicleta, uno, porque no hay por donde transitarla; dos, porque si se da papaya se la roban; y tres, porque… que pereza a lo bien. Y el país… celebrando con la verdolaga. La Espantolombia del racismo futbolero. Porque no contentos con matar tanto negro por sucio, tanto indígena por feo, tanto pobre por marica, ahora debemos matar tanto hincha por ignorante. El verde asesina al rojo, el rojo aniquila al azul, el azul ejecuta al blanco ¿Y por qué? Pues porque sí, no ve que el analfabetismo y la brutalidad se deben sustentar con algo. Des-united colors of Benetton, twister de navajazo…. Esa es la pasión del fútbol papá, gritar gol y celebrar encima del finado desafinado. ¿Y cuándo juegue la selesión? Pues nos ponemos la amarilla y empezamos a matar Argentinos por agrandados y peleones. La espantolombia de Doña Gloria, la que tiene más de 5 millones de visitas en su video porque es que, que caja esa vieja echando madres, venga papito véalo para que se eduque, así es que se habla mijo. Arriba doña Gloria nunca de doña Doris, doña Doris Salcedo, ¿quién es esa Doris? No sé, dicen que es una artista contemporánea muy importante ¿contem… qué? ¿artista? Bah, artista Fanny Lu que todo el mundo la sigue en tuiter; en cambio está tal Doris ¿cuántas visitas tiene en yutub? ¿cuántos seguidores tiene en tuiter? Esa que va a ser artista, yo nunca la he escuchado en la red ni la he visto en ninguna TV y Novelas. Acá mijo no hay libro pero hay caralibro, no hay novela pero hay telenovela, no hay museo pero hay centro comercial. Porque allá si va todo el mundo. Espantolombia que determina la calidad por la cantidad de seguidores. Por eso mismo digo, artista Doña Gloria que cada vez la sigue más gente. Y a todas estás ¿dónde estará doña Gloria? Pobre mujer que no se sabe dónde anda, ni ella ni sus groserías. Otra colombiana desaparecida como otros tantos millones de espantolombianos que nadie reclama, que nadie llora. Pero no importa… hoy estamos de parranda. Espantlombia. Dónde nadie susurra, donde nadie habla, donde nadie grita, pero donde todos vivimos con espanto.