lunes, 9 de diciembre de 2013

EL PROCURADOR
El procurador es una clara muestra de todas las enfermedades que padecen este país: clientelismo, godarría, corrupción, ambición, homofobia y arribismo. Es la versión moderna del medio evo. Un saltimbanqui del poder, el que se ensucia las manos cubiertas de agua bendita. Más allá de los que los obtusos piensan, el estar en contra del procurador, no es estar a favor de Petro. Petro ya tendrá que pagar sus malas acciones; pero una cosa es vigilar a un alcalde, y otra, obedecer a un favor clientelista y político. El procurador es la unión de todos los miedos posibles, es el gran hacedor de todas los pensamientos retrógrados y recalcitrantes. Es un ser nefasto que tiene el poder de liquidar sin balas. De matar políticamente a sus adversarios. Es como una réplica de Sauron, es un Darth Vader sin el romanticismo de las Star Wars. El procurador envenena el vino que sirven en el cáliz de la iglesia, si eso le representa una escala más en el poder que está bajo su cetro. Puede dar la misa de espaldas mientras escupe fuego. En otros tiempos pudo haber sido el gran inquisidor, el primero en ponerse la capucha blanca del KuKuxKlan, el que labró la esvástica en su abrigo y el mismo que no tendría problema en oprimir el botón rojo de la bomba H. y debajo, el pueblo; como siempre, ignorante de quien mueve realmente los lazos, con su gritos que no salen de su proxémia; con su indignación del día y su apoyo al que mañana también vapulearan hasta el cansancio. Tenemos lo que nos merecemos, porque el procurador es el reflejo de este país que ha vivido bajo el miedo, gobernado por obispos inquisidores cubiertos de un manto de populismo y demagogia. El procurador, tan nefasto como Zuluaga, como Uribe, como Hitler. Estamos cansados del procurador, pero no importa, porque en las próximas elecciones seguro otro como él, será presidente, antes de que él mismo lo sea. El procurador, un gran colombiano que si no llega a presidente, seguro llegará al vaticano.