miércoles, 3 de marzo de 2010

Abogotapylsis Now


3 de marzo de 2010

En 1979 Francis Ford Coppola estrenó en EU su film bélico Apocalysis Now, con la que ganó 2 premios Oscar y una palma de Oro. La película, tiene como argumento la historia del capitán Willard (Martin Sheen) un soldado del todopoderoso ejercito gringo, que tiene como misión matar al coronel Kurtz (Marlom Brando) dado que éste se ha enloquecido. En su misión, Willard empieza poco a poco a convertirse en una réplica de Kurtz a medida que se adentra en la jungla por la vía del rio.
Apocalypsis Now es toda una oda a la decadencia, a la violencia, a la rara raza humana, al apocalipsis que debió ser reinante en Saigón, y que Coppola ambienta magistralmente con el fondo de The End de The Doors mientras el cielo, la tierra y el alma de los protagonistas arde inclementemente.
Ahora, no sé porque me siento en Saigón, porque creo que Bogotá es el apocalipsis y que el mejor fondo musical de esta ciudad caníbal es The End.
Bogotá positiva, es el lema de esta alcaldía; pero hoy tan tristemente positiva como el portador del VIH. Una ciudad que cada día es más terminal, sin terminal aérea y con terminal terrestre colapsada.
Hoy, para donde se mire, Bogotá es una zona de guerra, una mala obra para el próximo festival iberoamericano de teatro donde se mostrara como: Una obra negra, maquillada con smoge, una escenografía de piedras en el camino y con el vestuario de una eterna tela verde que cubre como gasas las heridas mortales de la ciudad.
Si tienes carro, te joden con los trancones, con el pico y placa, con el precio de la gasolina, con los ladrones del semáforo, con el madrazo de otro y el tuyo propio; si vas en moto, eres el pez pequeño en la boca de la gigante ballena de ruta Lijaca calle 100; si vas en bicicleta, eres un conejo corriendo asustado por un terreno de cazadores; y si vas pie, eres la infantería de un ejército en zona de guerra.
Mientras camino por las subcalles de la capital del deteriorado país, recuerdo el ritmo de “Pogotá” una canción de la banda de metal bogotano Agony y pienso en el pogo de los conciertos en el barrio San Fernando, y no sé porque los asimilo con un portal de Transmilenio, donde la gente trata de entrar a los buses a golpes, empujones, patadas y mordiscos, tal cuál como un pogo de la Pestilencia en Rock al Parque. Qué bueno, ahora todos somos metaleros, con la diferencia de que aquí no se descarga energía negativa sino que sobrevive el del musculo más desarrollado.
La 26 es una imagen histérica de la ciudad, la décima es un hormiguero de experimentación con módicas cuotas de veneno para ver cómo actúan las desesperadas hormigas. Bosa es un trinchera de necesidades, Suba es una apología a un encuentro cazado entre las barras bravas de Millonarios y Santa Fé, dignos representantes de esta ciudad en “Agony” y que más que una vergüenza al futbol, son sencillamente los equipos que esta urbe merece. Eso sin contar a la Equidad que en su último partido termino goleado.
Y detrás de bastidores, el alcalde… ay el alcalde. Creo que nunca antes me había dolido tanto un voto, o bueno si, ese por Samuel, y el mío por la personería del colegio. Que estafa ambos votos. Yo no hice nada, y aún así, hice más que Samuelito.
Samuelito es como un niño asustado que amenaza a sus amigos con sus juguetes, que da quejas a la mamá, que dice una cosa en el colegio y otra en la casa, que le da miedo mirar debajo de la cama y por eso se tapa con la cobija y duerme con la luz prendida. Samuelito es un niño que quiere ser del pueblo pero que nació en Miami. Que quiere untarse de pueblo pero que el pueblo no quiere untarse de él. Samuelito es como el niño dueño del balón, sin amigos, sin talento, feo, envidioso, llorón, malcriado, que amenaza con su abuelo militar y que lo único que tiene para conseguir que alguien lo tome en serio, es la plata para invitar las onces y su balón que cada vez se desinfla más. Por eso, nadie toma en serio a Samuelito. Ni los medios de comunicación, ni los sindicatos, ni la ciudadanía, ni el consejo, ni la señora de los tintos que se lo da frio, ni el espejo que lo muestra opaco.
Samuelito me recuerda a Bart Simpson cuando se mete en líos pero con el análisis cognitivo de Homero: Se mete en líos con la fase tres de transmilenio, con los planos del metro, con los Nule, con el nuevo lugar para conciertos, con el POT, con el IDU, con Julito, con Dario, con Felix, con Juan, con todos. Y lo único que puede decir es: Upssss… cerveeeeza.
Samuelito sale en cámaras seguro, pero nadie se da cuenta que se hace pis en el pantalón mientras muestra su cara de niño bravo.
Y de fondo, el pueblo, el vigilante que tiene que llegar hasta la Escuela Colombiana de Ingeniería desde Cazuca y no puede darse el lujo de cancelar su ida como el estudiante o el profesor que deciden verse la semana siguiente; o la mujer que hace el aseo en el centro comercial Palatino y debe salir de su casa en Metrovivienda a las 5 de la mañana para ver como agarra un camión, como la agarra una flota, como se monta en la monareta oxidad de su nieto, en la tabla desvencijada de su hijo, en un patín de tres ruedas, o simplemente, se enfunda su tenis pluma para caminar desde la 100 con autopista hasta la séptima con 140, para llegar a tiempo, ponerse el traje del aseo y barrer por 8 horas los pisos relucientes del nuevo templo de la posmodernidad, para luego, repetir la misma triste cotidianidad pero sin poder desfallecer, porque sabe que esta ciudad se la comería viva, dejándola tirada en una calle mientras los demás pasarían escépticos ante un poco de humanidad por temor de no llegar a casa a ver las enseñanzas de Marbel.
Y mientras, el predial sube, el clima se desliza hacia el sur muy cerca de melgar, el asesino asedia a la colegiala, el roba espejos anda al asecho, el policía dispara al que bien protesta y descuida al vándalo que dios quiera no viva un terremoto, porque mal entiende el concepto de anarquía.
Abogotalipsys now, la nueva película de Coppola, el nuevo destino de Dante.
Chile se desploma y la dignidad de Bachelet se mantiene, Los artistas del pop-comercial cantan a Haití, Obama refuerza su nobel de paz con militares bien armados en Irak, los Cadillacs cantan a grito herido Arde Buenos Aires, mientras Bogotá, ahora, está 2600 metros más cerca del infierno.

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